Carbohidratos, de Dwight D. Eisenhower a Blade Runner.

El debate no es nuevo. Nos situamos en 1955, el presidente de los EEUU por aquel entonces Dwight D. Eisenhower,  sufrirá un ataque al corazón. 20 años más tarde, un informe del Comité Selecto del Senado sobre Nutrición y Necesidades Humanas, instará a los ciudadanos a reducir el consumo de grasa total y saturada, e incrementar de forma exponencial la ingesta de hidratos de carbono (CHO)(1). Los acontecimientos vividos en relación al citado presidente fueron definitivas en las conclusiones del informe. Los CHO ganaron el partido de ida.

Evidentemente, tras este informe, de cerca de 1.000 páginas, todas las organizaciones mundiales siguieron las recomendaciones de los EEUU y adoptaron entre sus planes estratégicos la demonización de las grasas.

Nos situamos en 2019, el futuro cyberpunk que pudimos ver en Blade Runner en 1982 nos hace presagiar un entorno poco amigable. Pero para bien o no tanto, no hay coches voladores ni hemos colonizado el espacio. Estamos preocupados con otros temas, por ejemplo, debatiendo cada día si los CHO son el nuevo mal, el culpable de la epidemia de la obesidad. Lo que en su día giró en torno a las grasas, ahora lo hacemos con los CHO. El ser humano es así de listo. Así que toca analizar el papel que los hidratos de carbono tienen en la nutrición y en el rol que juegan en el estado de salud.

Cantidad o calidad, no es lo mismo friend.

El pan blanco de molde es CHO, un pan de masa madre con centeno, etc, también. Un zumo de naranja es CHO, una naranja también. El arroz blanco es CHO, la quinoa también. La calidad de los CHO medida por ejemplo a través de la fibra que contienen o índice glucémico, y presentes en la dieta de forma importante, puede implicar disminución del 15 al 30% de la mortalidad por cualquier causa (2)(Revisión 2019). Las cantidades que deben ser ingeridas para tener el citado impacto deben moverse en rangos de 25-29 gramos de fibra / día, y 40-50 grs de grano integral / día.

Cual es el problema a la hora de lanzarse contra los CHO en base a la evidencia actual, el de siempre en nutrición, el SESGO. El sesgo del tiempo: ensayos clínicos de corta duración. Cuando analizamos el peso corporal en 12 semanas de una dieta alta o baja en CHO, pues la presencia de CHO saldrá penalizada, y así siempre.

Grano integral, verduras, frutas, son fuentes de CHO. Aportan nutrientes que ayudan a tener una excelente salud. Y aunque se sabe, el consumo de estos alimentos en estratos de población menos favorecida, es tan bajo, que se estima no llega al 10% del total (3). Los malos hábitos dietéticos matan, literalmente hablando. El 50% de las muertes cardiovasculares en Europa tienen detrás la sombra de la mala alimentación. Una dieta pobre en legumbres, cereales integrales y fibra.

Las dietas actuales basadas en penalizar el consumo de CHO me recuerda al informe de 1977. Estas modas una vez que llegan tardan en corregir el daño que hacen. Desde el año 2000 al actual, lo que se inició bajo la dieta Dukan, ha derivado en otros nombres, todos bajo el mismo enfoque, dietas bajas en hidratos de carbono.

Quién sabe de lo que hablaremos en el 2049. Habrá que esperar. Por el momento, los CHO han perdido el partido de vuelta, que ha durado 20 años. Vamos 1-1.

Fuentes,

  1. U. S. Senate Select Committee on Nutrition and Human Needs, Dietary Goals for the United States, Second Edition (U.S. Government Printing Office, 1977).
  2. Reynolds, A. et al. Carbohydrate quality and human health: a series of systematic reviews and meta-analyses. Lancet 393, 434–445 (2019).
  3. Ferruzzi, M. G. et al. Developing a standard definition of whole-grain foods for dietary recommendations: summary report of a multidisciplinary expert roundtable discussion. Adv. Nutr. 5, 164–176 (2014)

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